miércoles, 16 de febrero de 2011

Oda al 160


Esperarte.
Nunca vi nada tan parecido al arte.
Un atributo especial de los empedernidos.
Irrespetuoso.
Irresponsable.
Solsticio profundo cuando tu trompa se asoma,
rojo en Boedo,
colorado en Cerviño,
sos un gordo bueno,
una asociación ilícita de tiempo muerto.

Qué manera de cruzar Rivadavia,
sos la ambulancia lenta del Hospital Italiano,
la caricia pública del Sur,
un flequillo perfecto con la suplente de Lanús.

Qué manera de cruzar Corrientes,
tantas veces quise tirar una granada en tu terminal,
trompadas a la pared ante tu ausencia impoluta,
doblás en Venezuela con la paciencia de los soberbios,
y caigo siempre en el mismo morbo,
en la utopía diaria de la Onda Verde.

Qué manera de cruzar Santa Fe,
suben las pendejas del interior
que van hasta Ciudad Universitaria,
maquetas, histeria y All Stars,
que hermoso,
ya saben que vuelven a domir la siesta,
que luego toman la merienda y están al chat,
y que al otro día,
bajo el sol estético de Palermo,
te esperan nuevamente en esa misma esquina.

Por favor,
qué manera de cruzar San Juan,
corazón de ciclope,
si todo fuese tan fácil,
si todo terminara en lo irrisorio de tu llegada,
si las veces que te fuiste me hubieses dado explicaciones.

Ambos lo sabemos:
hasta que el amor nos separe serás impredecible.

3 comentarios:

  1. ... MAGNÍFICA,impresionante ese que manera de cruzar ... mencionarlo un gordo bueno, no es impresionante lo que hiciste, celebro este texto.

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  2. me encanta este poema.
    Mauro.

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