miércoles, 23 de noviembre de 2011

Jacarandá


Un jacarandá en noviembre
es la camiseta de Dálmine
cayendo lenta desde el cielo,
como si fuese papel picado
en un casamiento cheto;
y Plaza San Martín se pone violetita,
hermosa,
húmeda,
es un collage en el que sólo nosotros
podemos sacarnos diez felicitado,
un moretón recién nacido
desinflándose sobre tu muslo.
Si Violeta Parra los viese...
son fantasmitas de carne
que juegan bajo el ombú,
ey, vo, sin compromiso, amigo,
hacen paracaidismo con la cara cuando
inflan la bolsa de pegamento,
ella les cantaría al oído,
lloraría de rabia,
ellos seguirían hablando con el árbol
o durmiendo en la sombra del Kavanagh,
solos,
reloquitos,
mal,
viendo como una modelo posa
con el jacarandá de fondo,
divina,
la plaza,
la piba,
los tejes y manejes de la primavera,
toda la belleza en repudio del miedo,
la canción de María Elena,
disfrazarse de lluvia en un acto de la primaria,
Violeta Urtizberea,
Violeta Kesselman,
atrincherarse en la hamartia del impulso,
una toalla desteñida que ahora es lila,
vacas de Milka llegando al Mercado de Liniers;
y otra vez,
a las siete de la tarde,
dejo párrafos para mañana,
cruzo la plaza,
desde lo alto veo la soledad de Retiro,
pienso en un amanecer de Arrecifes,
caminando,
volviendo de la noche,
el cielo gris claro,
contrastando con un jacarandá tupido,
las calles vacías,
un perro ladrando,
mi hermanita soñando
con el chico que le gusta.


1 comentario:

  1. Que bueno!!! sé que es algo raro, pero es por eso mismo que me encantó! :)

    ResponderEliminar