miércoles, 18 de diciembre de 2013

Vergüenza propia


Para lograr ritmo, emoción y contundencia,
escribí un poema en cuerpo dieciséis.

Sentí vergüenza,
hundí el delete con rabia,
y me pregunté:

¿Qué carajo estoy haciendo?
¿Por qué no estoy leyendo?
¿Quién me apura?

A veces,
escribir nos embrutece.

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