martes, 14 de octubre de 2014

Nuestra última guerra romántica de las galaxias

Lo que queda del Ejército Argentino
tocando La Marcha Peronista
en pleno Cañón del Colorado.

El viento gringo chifla y duele,
hace revolotear las piedritas que
rodean los borcegos negros,
logra que la maravillosa música
se pierda en el aire.

Detrás del último show,
en la sombra de la trinchera,
quedan envoltorios de alfajores,
fotos de novias,
dos paquetes de yerba sin abrir
y una camiseta trucha de la Selección,
firmada por Mascherano.

El sol es el velador de un asilo,
las nubes son baguettes de metal,
el cielo se cierra como un ascensor
y se escucha el sonido de las naves
en la inmensidad rojiza.

El soldado raquítico que toca el redoblante,
mientras llora y canta que
todos unidos triunfaremos,
nota que una lucecita roja
tambalea en su frente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario